sábado, 23 de enero de 2010

Poda de árboles ornamentales

Juan R. Montosa Salas
Introducción

Los árboles llevan millones de años evolucionando y sobreviviendo en la tierra con mucho éxito. Han ido desarrollando un sistema estructural, el cual les confiere la máxima resistencia posible, y han creado sistemas de autoprotección muy eficaces para defenderse de posibles daños o agresiones externas.
En condiciones normales, los árboles son capaces de cuidarse solos y crecer con normalidad, por lo que podemos decir que no hace falta podarlos. Solo se haría en casos excepcionales. ¡Ya verán!



Árbol con porte natural

El caso de los árboles frutales es diferente, éstos se plantan para la obtención de frutas y se ha de conseguir que la fruta sea de buena calidad y de gran tamaño, por lo que debemos recurrir a la poda para conseguirlo. Pero este es otro tema.

Desde el punto de vista ornamental, un árbol podado sin ningún criterio, no tiene valor, ya que pierde su forma y su belleza original.




Árbol podado drasticamente perdiendo su encanto natural

Dicho esto, nos podemos preguntar: ¿Por qué se poda?

Muy sencillo, plantamos árboles fuera de su hábitat natural, sin tener en cuenta sus necesidades y su desarrollo, por lo que no plantamos el árbol adecuado para el sitio que le ofrecemos. Hay que tener en cuenta que el árbol que más nos gusta no siempre es el indicado para nuestro jardín, en este caso es preferible elegir otra especie. Es importante que nos documentemos sobre sus necesidades y su desarrollo, para después no tener problemas en su nueva ubicación. Con esto evitaremos gastos económicos innecesarios en podas, y sufrimiento para el árbol.
Cuando tengamos plantado correctamente nuestro árbol, éste crecerá sano y prácticamente no hará falta podarlo, solo lo haremos por motivos de seguridad. Ramas quebradas por el viento, o ramas secas que tengan peligro de caída.


Poda
La poda es el proceso de eliminación selectiva de ramas o trozos de ramas, de los árboles y otras plantas. Es importante que dicha labor la efectúen profesionales cualificados que tengan conocimientos suficientes sobre la biología de los árboles, que utilicen materiales de seguridad homologados para podar y las herramientas adecuadas.
Siempre se ha de podar por alguna razón, no es motivo suficiente decir que, ya ha llegado la época de poda, o que las hojas o frutos ensucian nuestro jardín. (Eso ya lo sabían antes de plantar el árbol, así que no hay excusa, él no tiene la culpa).
Se podría decir que cualquiera puede podar un árbol, pero eso no quiere decir que lo haga bien. Hay que tener en cuenta que una poda mal hecha puede echar a perder en pocos minutos lo que ha tardado el árbol en conseguir, en miles de años de evolución, desprotegiendo su sistema de defensa. Cuando le ocasionamos una herida al árbol cortando una rama, estamos abriendo una puerta de infecciones a su sistema, la cual le puede causar pudriciones de diferente consideración, según el tamaño de la herida y como esté hecha.
Es sumamente importante hacer el “corte bien hecho”, ya que los arboles tienen la capacidad de cercar las infecciones de hongos y bacterias, siempre y cuando se haga bien el corte. La rama en la unión al tronco tiene una zona llamada Cono de inserción. En esta zona tiene unas barreras de defensa muy fuertes para evitar que las pudriciones de las ramas invadan el tronco. En la base de la rama, hay un engrosamiento que se llama Cuello de la rama o (arruga o callo) de cicatrización. Ésta es la encargada de cerrar la herida causada por la poda y por eso es importante cortar la rama por el sitio exacto. No debemos en ningún caso cortar a ras de tronco eliminando la arruga de cicatrización, ni tampoco dejar un muñón (trozo de rama) ya que el árbol no podría tapar la herida siendo un foco de infección continuado.




Las heridas han de ser lo más pequeñas posibles ya que cuanto más grandes sean, más tardarán en cerrarse y más posibilidades de pudriciones habrán. Aunque el árbol está capacitado para compartimentar las pudriciones (A. Shigo 1982), es aconsejable causar las mínimas heridas posibles y de mínima consideración.

El corte de la rama ha de hacerse en 3 pasos, para evitar que antes de cortarla por completo caiga y desgarre toda la corteza del tronco o rama, que hay por debajo de ella.


Primero, se hará un corte debajo de la rama, y de abajo hacia arriba, a una distancia determinada del tronco (dependiendo del peso de la rama, mínimo el doble del diámetro de ella), profundizando aproximadamente un tercio de su diámetro.
Segundo, se hará otro corte por encima de la rama y un poco más allá del primer corte, para evitar desgarros innecesarios.
Tercero, se cortará el tocón o muñón, haciéndolo en una sola dirección para conseguir que quede un corte lo más limpio y mejor posible, teniendo en cuenta el no dañar el callo de cicatrización.
Debemos intentar que el tamaño de las heridas que hacemos al podar sea el mínimo posible, ya que hay evidencias de que si la herida no cicatriza en un plazo de 3 años el crecimiento del callo de cicatrización no tiene efecto sobre la pudrición.
Las heridas no se tratarán con ningún producto cicatrizante (ya que éstos no son efectivos), para evitar la pudrición. Estudios recientes demuestran que hacen el efecto contrario, ya que no dejan transpirar la herida y contienen la humedad, propiciando el desarrollo de las esporas de los hongos y aumentando la pudrición.
Hay la falsa creencia de que si podas considerablemente un árbol haciendo una reducción de copa o un desmoche, éste crece con más fuerza, ya que emite ramas muy vigorosas. ¡Pues NO!, todo lo contrario, esas ramas que emiten con tanto vigor, solamente son ramas de emergencia, también llamadas chupones o reiteraciones. El árbol necesita restablecer siempre la misma masa vegetal, con lo cual, cuanto más se pode, mayor cantidad de ramas debe emitir para restablecer su equilibrio, pero éstas no tienen las mismas condiciones que las ramas normales, éstas nacen en la corteza y carecen de cono de inserción de la rama en el tronco, por lo que son altamente peligrosas ya que no tienen estabilidad suficiente en su base.
Cuando se hace un desmoche se suelen cortar ramas demasiado gordas, el árbol no consigue cerrar la herida y la base donde crecen las futuras ramas o reiteraciones es inestable ya que con el tiempo se va pudriendo.

Este hábito tiene una serie de inconvenientes:
1. Debilitamos gravemente al árbol favoreciendo la intrusión de plagas y enfermedades.
2. Acortamos su vida produciendo cortes graves y ocasionando pudriciones.
3. Modificamos su sistema estructural haciéndolo inestable y altamente peligroso.
4. Cambiamos su forma natural y estética, disminuyendo su valor ornamental.
Tenemos que tener en cuenta que las consecuencias de una poda mal hecha o excesiva, son irreversibles.
La cuestión principal es la buena elección de la especie, para evitar tener que podar.

¿Pensaban que les iba a enseñar a podar? Pues no, les estoy enseñando a NO PODAR

2 comentarios:

  1. Te felicito por educar, todo esto lo aprendí con el paso del tiempo y la experiencia, y pensar que cometí tantos errores, que Dios me perdone, amo la naturaleza

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